jueves, septiembre 20, 2007
Una mañana en Leiden
El investigrante se despierta temprano, las primeras luces grises del día entran por la ventana sin persianas del dormitorio y acaban con su dolorido sueño.
Se estira y rueda hacia la mesilla en busca del teléfono móvil, las 7:03, piensa, ¿qué día es hoy?, viernes.
Duda si ir o no a la piscina, se prometió a sí mismo que iba a ir antes de currar a ver si arreglaba un poco la que tiene liada en la espalda. Finalmente agarra la almohada y sigue durmiendo.
Las luces grises se hacen más intensas y el ruido de los coches que pasan entre el canal y la casa despierta otra vez al investigrante. Se sienta en la cama y con el único ojo que puede abrir se observa en el espejo. No, hoy no ganas el Nóbel, sonríe.
Se pone de pie y tira de los brazos hacia arriba hasta que algo cruje en las lumbares, mejor, mucho mejor.
El investigrante sale de la habitación, enciende el ordenador y calienta el café que sobró del día anterior en la cocina de gas, después va al baño y se pasa un buen rato meando, el sonido de inicio del güindous se oye ahí fuera, amortiguado por el ruido grave del choque de líquidos.
Lava una taza y se sienta a tomar el café con galletas digestive en la mesa junto a la ventana, llueve, puto país, se queja, mientras pone la radio por internet.
El investigrante desayuna despacio, no tiene ninguna prisa y a lo mejor más tarde llueve menos, mira su correo, hoy tampoco, piensa, y revisa los cálculos que tiene corriendo. Luego mira las páginas de varios periódicos, el chiste de Forges, y repasa las estadísticas del partido contra Alemania, vaya paliza, buenos son.
Finalmente decide vestirse, se quita el pijama y se vuelve a mirar en el espejo, el investigrante decide entonces que tiene que preparar algo para comer. Se viste sin prestar mucha atención a lo que se pone y hace una ensalada, fríe una rodaja de salmón y mezcla en una botella pequeña de plástico vinagre y aceite de oliva, después lo guarda todo en la mochila.
El investigrante ya está listo, casi, mira de nuevo por la ventana, puto país, se pone el chubasquero, coge las llaves, y baja las escaleras de su ático, fuera le espera un nuevo día.
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3 comentarios:
Jo, alvarito.... que entre la musica y el relato, me he creido viendo una pelicula costumbrista...
aunque he echado de menos el ruido de la cucharilla en la taza, al remover el azucar (o no tomas azucar???)
besusususuususussssssssssss
La verdad es que no es muy distinto a lo que he hecho yo, que horror! somos clones!!! Hasta me he cagado en el piiiii tiempo!!
Que miedooo!!
Besines,
Cris
la verdad es que me he sentido totalmente personificado en tu relato. sobre todo por la lluvia y eso de 'puto país'..jajajaja las diferencias? a mi de momento no me cruje la espalda, pero supongo que me queda poco. no tomo galletas digestive de esas porque ya voy como un rallo al baño y con eso mi 'residence time' puede disminuir dramáticamente. tampoco lanzo cálculos, pero bueno, en general y por lo demás es todo igual!
Pd. Para cuando abandonamos el lenguaje 128kb??
Pd2. A ver si el baloncesto te da un respiro para tomarnos una cerveza
Pd3. Hasta el miércoles! esta vez puede que venga patricia (jorge esta en alicante)
Pd4. un abrazo
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