Olas de tres metros

Hola a todos,
a petición del gran Dani, pongo la musiquilla al principio de la entrada, dice el muy ca...chondo que así mola más, que si está al final uno no la pone hasta que acaba de leer y que con musiquita se hace más llevadera la chapa.



Así sea.

Lo que realmente quería comentar a la legión de investigrantes, familia y amigos que sigue el blog, (sí, esto es para vosotros siete), es que ayer taché un elemento de la lista "cosas que tengo que hacer antes de que la rodilla casque del todo".

Ambientemos.
Marejada, tirando a fuerte marejada con areas de mar gruesa en la playa de Scheveningen (que se dice esjefeninjen). Unas olas de más de tres metros que asustan a los marinos más curtidos del lugar. Las corrientes deforman el fondo del mar y dibujan en su superficie jeroglíficos con ocultos mensajes de peligro, de muerte.
Hete aquí, que en esas terribles condiciones, este humilde buscador de experiencias y sus compañeros delftianos deciden dar un paso más en su eterna espiral de superación personal y se hacen a la mar con la única compañía de sus tablas de ...

¡¡¡SURF!!!

Nuestra necesidad de una sobredosis de adrenalina quedó definitivamente saciada y las imágenes que allí se vieron serán recordadas mucho tiempo por los surfistas locales (alguno está todavía descojonándose).

En fin, os pongo una imagen de cuando Asun y yo salimos del agua con la satisfacción inmensa del que logra doblegar la fuerza de los mares. Observad, al fondo, las terribles condiciones con las que tuvimos que enfentarnos y con las que, en aquel momento, seguía lidiando Pedro.



(Os juro que, una vez, logré ponerme de pie sobre la tabla)